La carencia de Hierro en hoja, o clorosis férrica, es muy frecuente en los cítricos del área mediterránea y se halla inducida en la mayoría de los casos por las condiciones del suelo, que favorecen la formación de compuestos insolubles de Hierro, especialmente en suelos con un pH elevado y alto contenido de caliza activa (CaCO3). En suelos ácidos se liberan iones Mn, Zn o Cu, que son antagonistas de la absorción del Fe por las raíces. La clorosis férrica se manifiesta por la tonalidad verde-amarillenta y luego amarilla que adquieren las hojas jóvenes, excepto los nervios que permanecen verdes. Esto produce como consecuencia la reducción del número y tamaño de los frutos, así como una disminución en la calidad del zumo.
Los síntomas de la carencia de Zinc y Manganeso suelen coexistir y afectan la calidad y el tamaño de los frutos. Ambas carencias se manifiestan por la aparición en hojas jóvenes de manchas amarillas irregulares en el caso del Manganeso, y por la formación de zonas amarillentas alrededor de los nervios secundarios en el caso del Zinc. La aparición de síntomas de deficiencia de Zinc y Manganeso puede deberse a un pH elevado de la solución del suelo, que favorece la adsorción del Zn y el Mn al complejo arcillo-húmico o la formación de compuestos no asimilables por la planta -Zn(OH)2 y MnO-. En los suelos con pH ácido o suelos arenosos, se produce lavado de iones Zn y Mn, y en suelos con alto contenido en fosfatos se forman fosfatos de Zn y de Mn insolubles.
La carencia de Magnesio se manifiesta por un amarillamiento de la hoja, afectando a las hojas más viejas. Su causa puede ser debida a su antagonismo con el Calcio y el Potasio, provocando defoliación prematura, disminución de la cosecha, frutos de menor tamaño con la corteza más delgada y menor contenido en azúcares, acidez total y vitamina C.
Las características mínimas de calidad de la guayaba incluyen, forma y olor característico de la variedad, firmeza, uniformidad en tamaño y maduración. Sin podredumbre o rastros de enfermedades.